Quizá su origen fue la injusticia o la obcecación, pero en la guerra de Irak las cosas aparentaban estar claras: unos aliados, que se decían los buenos, guerreaban con todas sus fuerzas para cazar al tirano Husein. España estaba con ellos e intervino en la fase «humanitaria» de la contienda.
En el conflicto de Libia, sin embargo, quedan muchos flecos sueltos. Ni siquiera está claro el objetivo. Pero lo peor es que en el grupo de aliados hay divergencias. Algunos países quieren estar en la intervención pero sin intervenir, buscan echar a Gadafi pero que éste permanezca, desean que actúe la OTAN pero que la OTAN se mantenga al margen.
Esta vez, España, en medio de la crisis económica y sin medir sus fuerzas, se ha metido de lleno en esta guerra que no es guerra. En Irak intervinimos humanitariamente. En Libia atacamos con excusa humanitaria.
TOMADO DE LA VERDAD.ES
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